martes, 10 de febrero de 2009

Capítulo 2. SONRIE (parte 3)


Un golpe sordo iba directo a su corazón cuando se interpuso el pensamiento. Aquel pensamiento que firmemente había elegido como compañero de vida.

Porque darle vueltas al mensaje, si nada ha conseguido el pez que se muerde la cola…, así que sin dudarlo ni un solo instante, tiró el móvil a la papelera en la que sin darse cuenta se había apoyado. Total, los números importantes siempre los había guardo en su agenda, la tecnología siempre ha sido de gran ayuda, aunque no para el corazón, y las cosas del querer se escriben a tinta.

Vamos por pasos, pensó, hoy hace un día radiante y yo tengo un tiempo que parece infinito. En su cabeza hizo aparición una gran ruleta con más de diez posibilidades, todas de colores chillones, y con un golpe de dedo la hizo girar esperando el resultado…

Primera parada del día, mi amiga Raquel, hacía siglos que no hablaba con ella y el marco que le ofrecía era de lo más mágico.

Raquel trabajaba en una tienda de antigüedades a dos paradas de metro de donde ella se encontraba, no necesitaba llamarla, con lo cual primera reafirmación de que el teléfono ya estaba bien donde estaba, el pasado, con la basura.

Con pasos extrañamente acompasados se dirigió a la boca de metro, pasó la tarjeta y se sentó, nunca le había importado esperar pues la gente es tan distinta entre sí que da gusto observarla. Ella tenía su particular juego en estas situaciones. Se fijaba en la persona que le llamaba más la atención y se imaginaba a donde iba y como era su vida, le resultaba un buen entretenimiento para la mente que intentaba llenarse de nuevas sensaciones y sus ojos, por defecto, siempre buscaban a alguien que llevara un libro en la mano.

Dos personas más a la derecha de donde estaba ella, se encontraba la víctima perfecta, un hombre mayor con sombrero, cuyo bigote destilaba soberbia pues acababa en unas puntas finas que apuntaban a su nariz, la cara de secuoya y unos ojos brillantes y azules. Fumaba pipa pasando de las normas y el humo envolvía su grueso abrigo marrón y el enfado del de al lado al tragarse el humo

El título de libro que leía era…

Escrito por Mónica Baena

1 comentario:

SERGI dijo...

Bien!!!!, esto sigue, venga venga que no decaiga que la cosa está que echa humo, jejeje